La asombrosa historia de un hombre que sobrevivió a dos bombas atómicas y que presenció el horror nuclear en dos ciudades distintas.
¿Te imaginas presenciar el mayor desastre nuclear de la historia y sobrevivir? ¿Y si te dijéramos que hubo una persona que lo hizo dos veces? Su nombre era Tsutomu Yamaguchi y oficialmente es el único hombre que sobrevivió a dos bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945.
En este artículo te contamos esta increíble historia que pareciera inverosímil pero que fue real y en donde además su protagonista terminó influyendo de alguna u otra forma en el movimiento antinuclear.
Primera bomba: Hiroshima
Tsutomu Yamaguchi nació el 16 de marzo de 1916 en Nagasaki, una ciudad portuaria al sur de Japón. Se graduó como ingeniero naval y trabajó para la empresa Mitsubishi Heavy Industries.
En el verano de 1945, fue enviado a Hiroshima, otra ciudad costera, para trabajar en un proyecto de diseño de un buque petrolero.
El 6 de agosto de 1945, Yamaguchi tenía una cita de trabajo en el centro de la ciudad. Ese día, a las 8:15 de la mañana, un avión estadounidense llamado Enola Gay lanzó una bomba atómica sobre Hiroshima.
La bomba explotó a unos 600 metros de altura y liberó una energía equivalente a 15 kilotones de TNT.
La temperatura en el epicentro superó los 4 mil grados centígrados y la onda expansiva arrasó todo en un radio de dos kilómetros.
Yamaguchi estaba a unos tres kilómetros del punto cero cuando vio el destello y escuchó la detonación, se tiró al suelo y se cubrió los oídos y los ojos.
No obstante, sufrió quemaduras graves en el rostro y los brazos, y se le rompieron los tímpanos, además de perder temporalmente la visión y el oído por el efecto.
A pesar de sus heridas, logró ponerse en pie y buscar a sus compañeros de trabajo, que también habían sobrevivido.
Se dirigieron a una estación de tren cercana, donde encontraron un tren que aún funcionaba y que los llevó fuera de la ciudad.
Yamaguchi decidió regresar a su hogar en Nagasaki, donde esperaba reencontrarse con su esposa e hijo.
Segundo bomba: Nagasaki
Yamaguchi llegó a Nagasaki el 7 de agosto, un día después del bombardeo de Hiroshima. Allí, recibió atención médica por sus quemaduras y se reunió con su familia, que estaba a salvo.
Al día siguiente, se presentó en su oficina para reportar lo ocurrido en Hiroshima y en ese momento otro avión estadounidense lanzó una segunda bomba atómica.
En esta ocasión la bomba explotó a unos 500 metros de altura y liberó una energía equivalente a 21 kilotones de TNT y la temperatura en el epicentro alcanzó los 7 mil grados centígrados.
Yamaguchi estaba a unos cuatro kilómetros del punto cero cuando y esta vez, se protegió detrás de una columna de hormigón y evitó sufrir más quemaduras, sin embargo, recibió una lluvia de escombros y polvo radiactivo.
Se dirigió a su casa, donde encontró a su esposa e hijo vivos, aunque con heridas leves. Su esposa le contó que había visto caer un paracaídas con una caja antes de la explosión y que había corrido a refugiarse en un túnel con su hijo y otras personas.
Consecuencias y legado
Yamaguchi y su familia sobrevivieron a las dos bombas atómicas, pero no salieron ilesos. Tuvieron que soportar el dolor físico y psicológico de las quemaduras, las cicatrices, la pérdida de cabello, la anemia, las cataratas, el cáncer y otras enfermedades causadas por la radiación.
Además, tuvieron que enfrentar la discriminación y el estigma social por ser hibakusha, término japones utilizado para llamar a los sobrevivientes de las bombas.
Yamaguchi siguió trabajando como ingeniero para la empresa Mitsubishi hasta su jubilación. También se dedicó a escribir libros y poemas sobre su experiencia.
Dio conferencias sobre la paz y el desarme nuclear y en 1957, participó en el primer Congreso Mundial contra las Armas Nucleares en Hiroshima.
En 2006, fue reconocido por el gobierno japonés como el único sobreviviente oficial de las dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
Tsutomu Yamaguchi murió el 4 de enero de 2010, a los 93 años, por un cáncer de estómago. Su esposa e hijo también fallecieron por cáncer en 2008 y 2005, respectivamente.
Su hija y sus nietos siguen vivos y continúan su labor de difundir su mensaje. Yamaguchi dejó una frase que resume su visión: “Lo único que deseo es que no haya más hibakusha en el mundo”.
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